jueves

Estoy con el pueblo de Túnez.
Estoy con el pueblo de Egipto.
¿Marruecos?
...
I support Tunisian people
I support Egyptian people
Morocco?

Support Tunisia

viernes

Llegaste por ejemplo para cantarme las cuarenta o para poner tal cosa en su sitio.
Nos adentramos apenas entre las voces y los bailes y el incesante barullo y parece que siempre termináramos por encontrarnos de una manera o de otra.
Mientras discutimos casi con dulzura parecemos una larga hoja en blanco, todas esas laderas blancas de un invierno que vive solo y crepita.
Nunca te había visto, si te digo la verdad, pero te conozco desde mucho tiempo antes. Y eso tú también lo sabes. Por eso a veces me sonríes como si nada, irónicamente, como si en ese instante de nuestras vidas cruzadas, tus manos hubieran sido las llaves y mis ojos la puerta.
Adentro, el fuego de una chimenea.

martes

Y cuando todo parecía perdido
llegaron las primeras nieves del otoño.
Se fueron las últimas hojas
y el último aliento de fuego
crujió bajo mis pies.
Qué raro me parece todo.
Me reciben en un salón inmenso, de paredes cobrizas, y me entregan un dossier con todas y cada una de las razones para el desembarco. Todos me miran con una tacita de té en la mano.
La razón número ciento seis apela a la necesidad del paréntesis, a respirar pausado y sonreír hasta por la última hoja que arrastró el otoño.
Cada una de las razones me parecen nada. Llevo tus ojos clavados en la retina.
Llegada la hora, me tiro al agua de cabeza y tentando la orilla, me arranco de la piel los papeles, las horas al alba y esa sed recia que me dejó el pasado.

lunes

"Muchos podrían definirla como una mujer espléndida para su edad, pero tanto su porte como la expresión de su rostro denotaban una altanería casi insoportable. Su perfil romano de carnosa barbilla desembocaba en una garganta a modo de columna.Todos sus rasgos me parecieron no sólo infatuados y ensombrecidos sino traspasados por el orgullo, y destacaba especalmente el gesto casi sobrenatural de mantener alzada la barbilla. También me disgustó su mirada severa e implacable (...) tenía una voz suave y engolada, y masticaba las palabras al hablar como si quisiera sentar cátedra; en una palabra: un ser insoportable".

Charlotte Brontë
(fragmento de Jane Eye, Traducción de Carmen Martín Gaite en Alba Editorial)
"El Neolítico no se entiende sin las cabras"
(Anónimo)

martes

Cuándo dejaré de verme ante el abismo:
Encogida por la proximidad de la gran ola
que me arrastra y rodea con sus enormes brazos de gigante
que me devuelve a la playa desdibujada,
desnuda y con el corazón fuera del cuerpo.
-quizá yacente dentro de un nido de tortugas
o aislado en la torre de un castillo de arena-
Cuándo volveré a brindarme serena
con licor de uva y bandejas de luz
en cada recodo de las calles que transito
en mi placentera búsqueda.
Solía encontrarme, a veces, y ser feliz mirando el cielo
tropezando con ojos negros
o escuchando solo para mis oídos esto.
Cuándo.

viernes

Nada en la nevera.
Bueno sí, nubes cargadas de lluvia apostadas a plomo en el centro del cuadrado.
Cada vez que abro la puerta me recuerdan el abismo que es el hambre.
Espero noticias del horizonte.
Espero noticias mías.

lunes

Dragonfly

Soy la libélula en el umbral.
Me resulta inquietante que me llamen refugio.
Yo no tengo puertas, no tengo llaves.
Soy la libélula en el umbral.
Dragonfly in the threshold.
Uneasy.
Always in the threshold.

martes

¿De verdad crees que todas esas palabras
te sacarán los pies del barro?

...
Cause all I ever had
are redemption songs.

Bob Marley & The Wailers – Redemption Song

viernes

Nada en este silencio.
Abajo, en el fondo del océano, sueño con la noticia de tu partida, con los ojos de aquel pez de rayas y el sabor a próspero de los besos acuáticos.
Ojalá brindara alguien por todas estas palabras.
Sin ti. Se las llevaron las horas.

miércoles

Allí estuve sentada toda la noche. Desde esa ventana lo veía todo, incluso a mí misma entre extraños algodones de mercurio y recortes de periódicos del día en que todo desapareció.
Siempre que me fijo en mis manos veo lo mismo, una y otra vez:
un sol radiante.
amor de paredes pintadas.
Puertas.

martes

Estas son las fibras de mi dolor.
Estas las fibras de la ropa que lavé anoche.
Destiñó verde y amarillo en las sábanas.
Tu fibra es el horizonte,
Tus manos robustas y el jardín.
Te quise y me quisiste.
Qué más puedo decirte.

lunes

Sensación de tránsito. Humo en los bolsillos.

"- Estef, Estef! - gritaba desde detrás de la puerta- ¿Por qué no me contestas?!"
Mi boca se abrió para hablar del tiempo
(hay pronóstico de lluvia y bajas presiones)
pero fue la lengua la que quebró los labios
para posarse en mis dedos.

Sabor a ti.
Otro siglo permanecí en silencio.

martes

Huelga decir


DERECHOS.
Torcidos.
DERECHOS.
Memoria.
DERECHOS.
Abuela cocina.
DERECHOS.
Por los que se fueron.
DERECHOS.
Rights.
DERECHOS.
Mujer.
DERECHOS.
Razón.
DERECHOS.
Egalité.
DERECHOS.
Son.



viernes

En la hamaca sentí que me decías
no te escogí porque fueras santo
o con madera de futuro santo
santos he tenido demasiados
te escogí para variar.

Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925)

miércoles

Versos robados

Ha entrado por la ventana, como si no hubiera puerta, con su cerrojo y todo.
Ha volado por el cuarto y se ha posado en un libro de poemas de Millares Sall y se han escurrido por las juntas de las estanterías unos versos:
"Te digo que no vale meter el sueño azul bajo las sábanas...".
Se ha tomado un café y me ha pedido la hora a la manera británica.
Diez pasadas las dos, le dije.
A lo lejos, en el silencio de los cables del teléfono, recuenta las palabras que pudo robarse:
"sábanas azul te"
y las memorizó a la manera francesa.
Después huyó despavorido, desplumado por tanta belleza.

sábado

Recojo mis cosas a media tarde. Con esta luz tenue y la lluvia tímida en la cornisa separo las fotos y un suave silencio dentro de una caja morada de pino y resina que perteneció a esta casa desde antes de que se construyera. Le falta la tapa y apenas queda espacio libre para las emociones. Tú y yo, a lápiz en una esquina.
A lo lejos se acercan ya las barcas a puerto y los candiles en los recortados mástiles me recuerdan el traqueteo de tu oscilante mirada de niña. El acordeón y los instrumentos descansan lejos, en algún regazo de estudiante de conservatorio quizá.
Y las canciones que suenan aquí se pierden junto a mis pies descalzos en la orilla de la playa negra, que en días tan largos como tu nombre empapan sin reparos esta puerta y esta isla y esta voz.

viernes

No es este el momento. No es este el lugar.
Ni la canción, ni las dos terceras partes de lo que prometen los mapas.
No es esa tu casa ni tu cintura, ni tampoco el papel de cuadrícula azul,
ni la ascensión del cometa desde tus dedos entrelazados.

Pudo haber sido.

lunes

Te prometo que si consigo al fin, desenredarme, correré a buscarte a tu casa, de madrugada, no me importa, para anunciarte la buena nueva y ponerte unas flores en la puerta porque no tengo forma humana de saber si querrás abrirme tu corazón a esas horas y con tu manera de despertar agreste, aún así quisiera contártelo todo, aprisa y con Love and Anger bajito, y sabiendo incluso que tu brillo ilumina otros umbrales, otros soles, otros resquicios del sueño.

Las luces de la ciudad se desploman

sobre arena invisile

sobre las tres lunas

que habitan entre tus rizos.

...

Rompe la noche

en cuanto te das la vuelta

y pides más hielo por favor.

Tus ojos apenas perciben

que yo estaba allí

esperándote

con toda una fábrica de cubitos para colmarte.

Pasado este insomnio

y con el hielo esparcido

por todo el parqué,

bailamos una melodía

absorta

en nuestros labios.

...

Los vecinos han llamado ya a la policía.

Y cuando me toman declaración,

afirmo haber visto la ciudad

rendida

justo debajo de tu pecho.

Me declaran culpable de todos los cargos:

Quebrantamiento del vacío

(de la aurora)

esparcimiento de estrellas

(por tu boca)

allanamiento de morada.

jueves

A la vuelta de la esquina,
una avalancha de palabras metálicas
desordenadas y absueltas
retozan al sol

después de una larga jornada
de pronunciamientos.

Quizá encuentre un oxímoron
para tus ojos.

viernes

- Caramba, -dijo el ratón- el mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que me daba miedo. Yo corrí y corrí sin parar y me alegré de ver por fin las paredes lejanas a un lado y a otro. Pero esas largas paredes se han estrechado tan deprisa que ya estoy en el último cuarto, y ahí en el rincón está la trampa en la que tengo que meterme.
- Solamente tienes que cambiar la dirección- dijo el gato, y se lo comió.


(Franz Kafka. Praga, 1883- Austria 1924)

miércoles

La isla perdida


Rompe el mar. Rompe cíclico sobre rocas eternas que aparecen y desaparecen ante mis ojos ajados por el salitre y la espuma. Azul, verde, ocre de algas y moluscos, espero la llegada del barco que me llevará de vuelta a América, el continente, y a América, la soñada.
Dos nadadores emergen de las aguas con pulpos y palos.
Dos mujeres y una niña les esperan en los callaos.
Junto a la playa, barcas y aperos de pesca devorados por el óxido y el aliento del mar esperan un deshaucio que nunca llega.
El sol asoma a lo lejos mientras sube la marea.
Cierro los ojos apenas y ya diviso mi barco entre los olores que saturan mis sentidos.
Y siento el ahogo de la pérdida que se aproxima
y busco en la playa un recuerdo inerte que quepa en un bolsillo mientras ya rompe el mar en mi mente,
la espuma baña mi estómago
y baña mis venas de isla divisada,
de isla hundida en el pecho antes que cualquier amor,
antes de que una ola me empujara hacia mi primer soplo de vida.
...
Agrupación Sindical De Educación Y Descanso-Cuadro Canario – Tango Herreño
Calle Sur – Alma Llanera

lunes

Volvíamos de la vendimia.
Recogimos toda la uva que pudimos y la cargamos a la espalda todo el tiempo que fue necesario.
Bajamos desde las cumbres con el viento de cara.
La sal de la costa enfureció mi pelo y me concedió un aspecto de recogedora de moluscos y algas.
- Pareces una loca interesante - me susurraste.
...
¿Cómo puedo aún ruborizarme ante ti al brindar con ese vino?
Su buqué es terriblemente salado
.

viernes

Mi amor se bifurca cuando tus ojos se cruzan en mi camino.

No sabría quererte con estos dedos, pero ellos, ciegos, te buscan.

Todas aquellas canciones, todas las carreteras secundarias y el sabor duro de tu ternura regresan a mí, seas o no tú el pedazo que me falta.

miércoles

Lecturas desde mi Isla


Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme...Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándose...Hay momentos
en que el agua me ciega y acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz de pecho roto.

Crezco del mar y muero de él...Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!

Dulce María Loynaz (La Habana, 1902-1997)

lunes

Capas

Esta mañana me desperté exhausta por un sueño. Mi cuerpo estaba formado por miles de capas laminadas a base de materiales como el esparto o el arroz o las hojas de palma.
Cada vez que pasaba un cierto tiempo perdía una capa en un acto de dolor extraño.
En uno de los múltiples espacios vividos dejé atrás una capa de colores de lana de llama, gruesa, tejida a mano y conformada apenas de algunos momentos de amor fugaz antes del adiós, y mucho antes del nuevo amanecer.
También me arranqué con fuerza una capa de hilo metálico que me arañaba la piel en las esquinas y que era yo en un espejo que colgaba de todos los techos, reflejada una y otra vez, como si no tuviera más remedio que ver siempre la misma imagen. Hubo sangre, pero también voló lejos.
Me desperté justo después de quitarme la capa de agua de catarata, que me recorría la espalda como una jauría de besos. Me olía a verde. A lluvia ordenada. A todas las voces que me acompañaron desde el principio, cuando aún andaba de rodillas. Me desperté porque una gota se enganchó a mí. Sin embargo, solo acaricié mis hombros con dulzura y seguí durmiendo.
El sol entra por la ventana y se posa ahora en mi piel.
Desnuda.

jueves

Pequeña muerte

Ha dejado de llover de repente. Toda la humedad abandona mi cuerpo y siento la sed apoderándose de mis juntas, de mis abotargados engranajes.

En la oscuridad que antecede a la tormenta ahuequé mis manos, corrí entre los charcos junto a las aceras palpitantes, lamenté no haber abierto más los labios.

(Como si se pudiera beber más fuerte.)

Después. Ha dejado de llover.

El cielo se abre y desaparezco.

Mi corazón bombea ahora despacio. En un silencio confortable para mi mente se presume a lo lejos una fiesta, luces, una melodía de Coltrane. Me veo allí, brindando con gintonic.

Mientras, aquí, la sed desplaza mi cuerpo y pervivo solo en el vacío.

Desvelada, y con mi piel ya cuarteada, improvisada de sol, me esfumo.

Y todo porque ha dejado de llover.

Y ha sido de repente.

Iregua dejó este regalo a las puertas de Bubangos. Pero no en las que te encuentras junto a la cancela. En las de adentro. De las que no guardo las llaves...

Encontré esa joya en uno de mis viajes a bordo de "El "Destino", un galeón viejo y desvencijado. Las olas lo mecían a su gusto y yo me sentaba a mirar el movimiento de mi "Destino", mientras conversaba con el crujir de las piezas de madera de roble del barco.
No tenía compañía y sin embargo no sentía necesidad de gente a mi alrededor. "El Destino" era especial, y no había embarcación parecida a ella.
Cuando llegué a Puerto Esperanza sentí la terrible sensación del placer de atracar mi galeón durante un tiempo. Junto al muelle había una tasca llena de marineros, todos fuertes y solitarios. Entré allí, mis pasos eran como los de un elefante. Grandes y seguros. Me tomé un Bourbon, sin hielo. Sentí el fuego arañarme la garganta, lo hice despacio. Esos hombres de mar no iban a achantarme. Miré hacia el fondo, allí brillaba una luz, detrás de una cortina vi asomarse unas manos. Una sombra estaba esperándome.
Mi joya es un collar de flores.
Es un suspiro delicado
una orquídea hablando la lengua de las mariposas
el salvaje rugir de las olas cuando hay tormenta
el trueno que no suena
la lluvia en verano.
Es una cena a la luz de las velas,
el misterio de hacer lo inesperado,
ser sin saber quién ni por qué.
Es flotar sobre una nube sin alas
caminar en una barca sobre un volcán,
dar vueltas como la luz del faro en la noche.
Mi joya es un poco de miel en la punta de la lengua
la mirada tras un vaso.
Ella es,
la incógnita.
Mi Joya.
"El Destino" duerme en puerto mientras exploro esta nueva tierra. Esta ciudad desconocida y misteriosa. Lugar de ángeles y demonios. Marineros y pescadores.
Hoy duermo y descanso en Puerto Esperanza. Aquí cuidaré esto que he encontrado.
Por lo menos hasta mañana.

Más en Agua del Iregua

lunes

Más lazos

En respuesta a ti (http://sayak.blogspot.com/)
Nos encontraremos en las escalas de cada travesía. En cada puerto te recibiré con un collar hawaiano de flores de tantos colores que nos reiremos como niñas muy pequeñas. No disponemos de los horarios de este barco, no tiene importancia. Cuando llegas a puerto solo un abrazo y tierra firme bajo las huellas.

sábado

I've Got Life



Ain't got no home, ain't got no shoes
Ain't got no money, ain't got no class
Ain't got no skirts, ain't got no sweater
Ain't got no perfume, ain't got no beer
Ain't got no man
Ain't got no mother, ain't got no culture
Ain't got no friends, ain't got no schooling
Ain't got no love, ain't got no name
Ain't got no ticket, ain't got no token
Ain't got no God
What about God?
Why am I alive anyway?
Yeah, what about God?
Nobody can take away
I got my hair, I got my head
I got my brains, I got my ears
I got my eyes, I got my nose
I got my mouth, I got my smile
I got my tongue, I got my chin
I got my neck, I got my boobs
I got my heart, I got my soul
I got my back, I got my sex
I got my arms, I got my hands
I got my fingers, Got my legs
I got my feet, I got my toes
I got my liver, Got my blood
I've got life , I've got my freedom
I've got the life
And I'm gonna keep it
I've got the life
And nobody's gonna take it away
I've got the life

viernes

Concierto

Una de las obras favoritas de Boo es el Concierto para violín en D Mayor Opus 35 de Pietr Tchaikovsky. Hay una ejecución de la violinista Sarah Chang, una de esas virtuosas asiáticas del nuevo siglo que le deja exhausto, en un estado de pseudo éxtasis ronroneante que percibo apenas a través del desacompasado balanceo de su cola rayada y de rayo.


Le pongo a Tchaikovsky porque le gusta.
Pienso en su afilado esnobismo, en su desprecio por el flamenco y en sus dieciocho horas de sueño diarias y me pregunto que le habrá traído hasta Tchaikovsky.

No encuentro respuestas.
Solo intuyo que Tchaikovsky... también era un gato.