miércoles

Allí estuve sentada toda la noche. Desde esa ventana lo veía todo, incluso a mí misma entre extraños algodones de mercurio y recortes de periódicos del día en que todo desapareció.
Siempre que me fijo en mis manos veo lo mismo, una y otra vez:
un sol radiante.
amor de paredes pintadas.
Puertas.

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